La hipertensión arterial (HTA), es el principal factor de riesgo para los accidentes
cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y cardiopatía coronaria en las personas adultas
mayores. La hipertensión tiene remedio y su control logra no solo salvar vidas sino
también reducir significativamente las limitaciones funcionales y la discapacidad en las
personas de edad. Los estudios epidemiológicos sugieren que una prevalencia entre
50% y 70% de hipertensión en las personas de 60 años de edad y más. Sin embargo, la
hipertensión no debe considerarse una consecuencia normal del envejecimiento.
En la fisiopatología de la hipertensión arterial en el adulto mayor, son centrales los
cambios en la resistencia vascular periférica para el desarrollo, tanto de la hipertensión
esencial como de la hipertensión sistólica aislada. Sin embargo, el fenómeno parece ser
multifactorial.
FACTORES ESTRUCTURALES: disminución de la distensibilidad de los grandes vasos.
FACTORES FUNCIONALES: tono vascular, regulado por factores extrínsecos:
• Sodio: la restricción de sal en las personas mayores hace disminuir la PA más
que en los individuos jóvenes.
• Sistema Renina-Angiotensina-Aldosterona: existe una menor producción de
renina por el riñón envejecido.
• Resistencia Periférica a la Insulina: la hiperinsulinemia favorece la reabsorción
renal de sodio y la estimulación del sistema nervioso simpático.
• Sistema Nervioso Autónomo: existe un aumento de noradrenalina circulante, junto
con una disminución en receptores beta-adrenérgicos, lo que implica un aumento
del tono alfa adrenérgico.
• Factores Natriuréticos Circulantes: Tanto el factor natriurético atrial, como el factor
digitálico circulante, parecen intervenir en la fisiopatología de la hipertensión en el adulto mayor, aumentando el sodio intracelular y, secundariamente, el calcio
intracelular con un aumento del tono vascular.
TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO:
Es el indicado para la mayor parte de las personas mayores en una primera etapa y se
refiere a modificaciones en el estilo de vida:
• Reducción Ponderal: hay una clara relación entre hipertensión y obesidad. Una
reducción de peso en pacientes con sobrepeso no sólo reduce las cifras de
presión arterial, sino que incide igualmente en otros factores de riesgo asociados
como dislipidemia y diabetes, que son los de mayor prevalencia en las personas
mayores.
• Actividad Física: la actividad física moderada puede reducir la presión arterial. En
adultos mayores, se recomiendan ejercicios en los cuales no se dé una
exagerada demanda energética y no se provoque marcado trauma articular.
Algunos de ellos son: natación, ciclismo, baile, caminata y aeróbicos de bajo
impacto, durante 30 a 45 minutos varias veces a la semana.
• Restricción de Sal en la Dieta: una reducción en la ingesta de sodio, de tal
manera que no se sobrepasen los 100 mmol/día, disminuirá significativamente los niveles de presión arterial, especialmente la sistólica, por la especial sensibilidad
sódica que se observa en personas mayores.
• Alcohol: la ingesta de más de 30 mL (1 onza) de etanol se asocia a resistencia al
tratamiento antihipertensivo, así como a infarto cerebral.
• Potasio y Calcio: una adecuada ingesta de potasio puede disminuir la aparición de
hipertensión arterial, así como mejorar el control de la presión arterial en
individuos hipertensos. El papel del calcio no es claro y no se aconseja tomar
suplementos de calcio como tratamiento adyuvante en sujetos hipertensos.
• Tabaquismo: es un importante factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, y
disminuye los beneficios del tratamiento correcto de la hipertensión arterial en los
no fumadores.
Todas estas acciones se pueden desarrollar en el contexto de la atención médica
primaria.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO:
Debe ser considerado en todas las personas en las cuales no se logran las reducciones
deseadas en las cifras de presión arterial, con las modificaciones del estilo de vida.
En la persona de edad, el tratamiento:
• Ha de ser individualizado por la gran heterogeneidad de la población hipertensa.
• Busque hipotensión postural o posprandial antes de iniciar el tratamiento.
• Valore inicialmente medidas no farmacológicas.
• Inicie con la mínima dosis efectiva de un diurético (o el medicamento indicado
según el caso individual), incrementando paulatinamente la misma hasta
conseguir controlar la hipertensión sin la aparición de efectos adversos
importantes. La meta es bajar la TA 10 mmHg por mes.
• La reducción de la presión arterial debe ser gradual y mantenida.
• El tratamiento debe ser sencillo y fácil de seguir, empleando el menor número de
fármacos y de tomas diarias.
• Elija fármacos que presenten menos efectos adversos e interacciones.
• Evite interacciones medicamentosas en particular con fármacos de venta libre
como los anti-inflamatorios no esteroideos.
• Evalúe condiciones de comorbilidad que puedan indicar o contraindicar el empleo
de algún principio activo en particular.
• Utilice preferiblemente un solo principio activo.
Referencias
Hipertensión Arterial
GUÍA DE DIAGNÓSTICO Y MANEJO
ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD
Oficina Regional de la
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
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